jueves, 17 de mayo de 2007

PARAR EL TIEMPO



Hace mas de cinco años estuve viviendo 10 meses en un pais fascinante. He vuelto por 15 dias y mi idea no ha cambiado. Para rendir homenaje a esos 10 meses transcribo a continuacion lo que escribi en el 2001 en un papelito el dia que finalizaba mi estancia y que dejaba la ciudad del renacimiento en un estrecho autobus:

¿Quién no tuvo algunas veces ganas de parar un instante o que ciertos momentos no acabaran nunca, que se prolongaran eternamente? No hay placer sin dolor y si la felicidad durara toda la vida perdería su razón de ser, pero aun así he deseado mas de una vez parar el tiempo para que un momento placentero se prolongase eternamente.

Si pudiera parar el tiempo estaría horas apoyado en el alféizar de una ventana mirando un puente lleno de joyas. Estaría unos minutos tirado en el césped de un parque verde bajo enormes árboles o días enteros bajo las estrellas en el centro de una plaza. Viajaría eternamente del sur al norte y de norte al sur. Me quedaría en la nieve atascado con mi coche en la oscuridad de la montaña. Me pintaría la cara y las uñas, dormiría en el suelo, en una estación, en la playa o en cama ajena.

Vivirían unos carnavales entre canales, bajo una ciudad de soportales usaría una pajita de teléfono y tal vez, una vez allí iría a una fiesta organizada por una sueca y una francesa. Cenaría con mujeres de ébano que jamás se fijarían en mí. Haría malabares con 3 bolas, nudos marineros, pintaría en acuarela o me casaría con un hombre. Reiría en portugués, en italiano, en valenciano, ingles, catalán, alemán o gallego.

Si pudiera parar el tiempo o repetir momentos estos serian los elegidos, volvería a vivirlos siempre con memoria de pez. Parece imposible pero os equivocáis, yo lo acabo de hacer. Así que si en el futuro idealizo el pasado no me culpéis ni os riáis de mi, dejadme por unos minutos, aunque sea por un instante, que sonría con un nudo en la garganta.