martes, 17 de julio de 2007

¿LA VERDAD ESTA EN LA CALLE?


Imaginaos una calle céntrica de una ciudad colapsada por sonidos estridentes y gases nauseabundos. Cientos de personas caminando hacia una dirección concreta, unos con prisa van cuesta arriba atenazando sus gemelos en cada paso, otros van cuesta abajo, están cansados y se dejan llevar por la pendiente mientras sus pensamientos son difusos. Los que están sentados en el banco de hierro fundido no tienen nada que hacer, leen el periódico, fuman un pitillo o conversan con el de al lado. En la parada del autobús están los vagos o los que se van muy lejos. Hay otros que van cuesta arriba y luego cuesta abajo, despues se sientan en el banco a descansar y a veces cogen el autobús.

Los animales buscan comida gratis. Los perros corren confusos entre la gente y se pierden por los terrenos baldíos mientras los gatos exploran los techos buscando pájaros desprevenidos.
Los vagabundos también tienen hambre pero están cansados y pocas veces van cuesta arriba, no van apurados y tienes las mentes nubladas y simplificadas por años de soledad y alcohol. Los borrachos corren al bar y cuando salen bajan la calle y acaban durmiendo en el banco.

En los balcones de la céntrica calle hay gente observadora, se aburren y estudian el discurrir de las cosas sin buscar ninguna conclusión. Ven gritar a los que van en coche, llorar a algún niño perdido y escuchan sirenas que se acercan para después alejarse. Les encanta sentarse resguardados por sus plantas y ver como llueve sin parar. Los que no salen al balcón perciben el rumor del ajetreo urbano, y nerviosos suben el volumen de la televisión o escuchan música porque llegan muy cansados del exterior y no tienen ganas de seguir aguantando el caos que les ha acompañado todo el día.

Los arboles de la calle también luchan por evitar las agresiones constantes pero no es fácil, veinte perros al día les mean encima y sus cortezas se resienten del inoportuno riego. Las hojas respiran malos olores y gases indeseables, la luz llega difusa y es difícil comer así. Sin embargo, como todos los habitantes de la céntrica calle, se obstinan en seguir ahí y luchan por sobrevivir, al final se acaban acostumbrando.

Los inmigrantes están bajo tierra en los túneles del metro intentando vender algo clandestinamente para cobrar la décima parte que les toca. Estos no viven en la calle céntrica, vienen cada mañana desde las afueras como si emigraran cada día. Sus primitivas tiendas de alfombra están estratégicamente ideadas para covertirse, en cuestión de segundos, en un bulto de mano.

Un hombre de traje mira de soslayo al indigente que pide limosna, se la da sonriendo. El que da limosna y el que la recibe sonríen, ambos están contentos, uno porque las va a gastar y el otro porque ha sido bueno.

Y yo, ¿que papel cumplo en esta calle? ¿Soy el transeúnte sin rumbo? ¿El de la parada del autobús? ¿Seré en un futuro lejano el hombre de negocios, el hombre del banco?¿Acabare vendiendo relojes en el metro o mirando horas y horas desde el balcón la vida de los demás? Creo que nadie lo sabe. Vivimos en un mundo tan impredecible y a la vez tan cíclico que puedo acabar sentado en un despacho como funcionario o en Australia sacando fotos en un vasto desierto. Yo sigo avanzando y trato de sentirme bien con lo que hago, de recorrer poco a poco la calle y de pasar por todos los sitios posibles. No es fácil pues dependemos de tantas cosas además de nosotros mismos que la intervención de la mala suerte es más que probable.

Todavía no he conseguido realmente lo que quiero porque no lo tengo claro, tal vez nunca lo tenga y tampoco creo que haya un solo objetivo que alcanzar. Creo más en los pequeños objetivos. Puedo decir que me he sentido bien varias veces, incluso podría arriesgarme a afirmar que he tenido momentos de intensa felicidad. ¿Enumero? Orgasmo, consecución de un objetivo, sentirse querido, un gol, tocar un blues, escuchar una bulería, fumar un pitillo, un brindis, un paseo por la montaña, un atardecer en la playa, una noche con mis amigos, correr, besar, una buena película, hacer un favor, un regalo, leer, comer, dormir, una caricia, caminar sin rumbo, pescar, sacar fotos, viajar a otros países, entender otro idioma, hablarlo, bailar, abrazar, reír, fumar marihuana, estar solo, escribir…..y un gran número de etceteras.

domingo, 8 de julio de 2007

LOS PLACERES DE LA VIDA (Primera y quien sabe si ultima parte)


Hoy mientras escribo llevo a cabo con sumo placer una de las actividades mas repetidas por toda la humanidad despues del sexo individual y en grupo (por ese orden): Bebo una fresca y burbujeante cerveza.

Sabemos que este preciado brebaje no fue siempre de naturaleza clara y fresca pero no pretendo escribir aqui una antologia sobre los origenes de la cerveza. Tampoco busco explicar como se elabora ni disertar sobre sus propiedades beneficiosas porque para eso ya estan los que se han documentado y le han dedicado mas tiempo que yo y por sus vinculos los conocereis.

Solo os invito a acercaros a la nevera (una nevera sin cervezas es un nevera incompleta) y que difruteis de uno de los placeres de la vida. Beber lentamente un cerveza y sentir como esa pequeña dosis de alcohol mezclada de aromas y componentes siempre diversos inunda nuestra sangre y nos sume en un estado de tranqulidad y relax al final de un duro dia de verano. Por eso brindo con una rima facil e incluso avergonzante:

¿Que placer hay en la tierra mas intenso y constante
que reir con los amigos con una cerveza delante?

¡A vuestra salud!

sábado, 30 de junio de 2007

HOY TOCA AL OTRO LADO


No me apetece escribir y no me averguenzo. Estoy mas interesado tal vez en leer y por eso lanzo una arriesgada protesta: Me gustaria que la gente que se tome la molestia de visitar mi modesta pagina sea rescompensada y escriba sobre lo que quiera (debajo de la foto esta la via para hacerlo).

¡Gentes de bien!¡timidos creadores! Una frase un poema, una palabra, una novela, lo que sea.¡Sacar lo que hay dentro de vuestros cerebros y reflexionar gratuitamente sobre lo que siempre quisisteis reflexionar!!

Por eso hoy y esta semana mas que nunca: ¡REFLEXIONES GRATUITAS!

jueves, 21 de junio de 2007

LAS ARMAS DE DESTRUCCION MASIVA


Hace no pocos dias viajaba en tren hacia el norte del pais. Mi somnolencia post-etílica y el traqueteo monótono de la maquina imparable me sumían en un estado confuso pero reflexivo, una paradójica mezcla de inactividad física pero una aceptable actividad mental. En ese placentero trance me dedicaba a observar a cada uno de los pasajeros que entraba en el vagón, sus caras, sus ropas, sus gestos. Mi juego consistía en inventar posibles nombres, vidas frustrantes, recuerdos olvidados y algo de sexo. En plena actividad paranoica, probablemente cerca de trazar el crimen perfecto o de descubrir a un terrorista musulmán desaparecido, llego a mis oídos una frase terrible acompañada de carcajadas. El que produjo la algarabía era un alemán con barba minuciosamente recortada y los que reían eran, probablemente, también del norte de Europa. Puede que lo realmente chocante de la situación fuera el acento, mi estado de animo o mi mente enferma, no lo se. Lo que si puedo asegurar es que esas tres nefastas palabras que pronunció, ordenadas de esa manera y en ese preciso instante me produjeron un extraño sopor, un miedo indescriptible. Me explico: El inconsciente alemán encontró tremendamente divertido su incipiente conocimiento del español y tal vez por eso sus compañeros rieron como colegiales cuando escucharon como decía en voz alta y contundente, con acento bávaro: “Arrmas de destrrusion masifa”.

Armas de destrucción masiva. Cualquier ser humano aislado de la sociedad durante unos años se estremecería al oír esta construcción infernal y se preguntaría que diabólica mente habría inventado y nombrado tan pavoroso y contundente concepto. Pero no, la mayoría de nosotros por no decir todos, utilizamos el “armas de destrucción masiva” como un simple cliché, como algo mas que cuentan por la televisión, como un titular de periódico. ¿Alguna vez han pensado realmente en lo terrible de esta frase?
Las armas han provocado siempre destrucción, fuera para comer un venado o para demostrar al más débil de la tribu quien era el mas fuerte, para recuperar o usurpar los dos palmos de terreno al otro lado del río, para ocupar las fértiles tierras de Galaecia o un asaltar un barco cargado de oro. Entonces ¿porque ensañarse con Armas de destrucción? ¿Porque este amago de redundancia tan mal intencionado? Me viene a la mente el profesor loco de bata blanca y pelos blancos revueltos levantando su tubo de ensayo humeante y gritando “He creado un arma de destrucción!”.

Pero eso no es lo peor. El regodeo máximo es la palabra final: Masiva. Por si nos había quedado alguna duda o creímos que no era para tanto, que aun podíamos sobrevivir a los efectos de dicha arma de destrucción. Pienso en millones de personas, animales y plantas vaporizadas en segundos, catedrales y mezquitas cayendo como fichas de dominó, trillones de inocentes microorganismos destruidos. Todo, destrucción masiva, como si al mismo Dios en el que todos creemos de alguna u otra manera se le diera por destrozar su creación cual niño enfadado, ensañándose con sus juguetes. Ojalá fuera asi. No es que me entusiasme la destrucción masiva pero por lo menos de esta manera podríamos decir que no estaba en nuestras manos, que fue decisión divina.......Aunque pensándolo mejor, es casi el mismo caso. Lo único diferente es que hoy los dioses y las armas son muchos y cambian con el tiempo y nosotros miramos el espectáculo en el salón de nuestro cálido apartamento esperando que la destrucción masiva no nos alcance.

viernes, 15 de junio de 2007

LA FE


El maestro y el discipulo meditaban junto a una profunda poza de un cristalino rio.
El discipulo le pregunta al maestro: " Maestro ¿que es la fe?"
El maestro sin mediar palabra coge la cabeza del joven y la mete debajo del agua. Un minuto despues le libera. El joven jadea casi asfixiado.
"¿Necesitabas respirar?" le pregunta el maestro
"Si" responde el discipulo
"Pues eso es la fe"

Como necesitamos el aire necesitamos tambien creer en algo, en que todo tiene sentido, en que hacemos las cosas por un motivo, que vamos hacia una meta. Y si es todo metira? y si nada vale la pena? Para eso esta la fe, ES como EL ultimo recurso de los temblorosos humanos que dia a dia luchan por sobrevivir.